Enviado por admin el Lun, 12/09/2013 - 23:19
Lo primero que dilucida el Corán es que los ángeles, genios y apóstoles son creaciones de Dios, que todos son sus siervos, que fueron creados por El, que tiene plena potestad sobre ellos y que ellos no pueden lograr para sí (y menos para otros) beneficio o perjuicio si no es con su anuencia.
Todos los apóstoles son humanos; nacen como los humanos y mueren igual que ellos, del mismo modo que enferman y sanan; no se diferencian de ellos en la constitución de su cuerpo, la configuración de sus órganos, el circular de su sangre o el latir de su corazón; comen y beben tal como lo hacen los humanos...