Enviado por admin el Mié, 11/18/2015 - 15:25
Al Baraá Ibn A'zeb (que Dios esté complacido de ambos) narró: El Enviado de Dios (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) me dijo: "Cuando quieres acostarte, haz la ablución como si la hicieras para la oración; luego, acuéstate sobre tu costado derecho, y di: ¡Dios mío! A Ti me entrego, y hacia Ti vuelvo mi rostro; en Ti encomiendo mi destino, y en Ti busco para mi espalda refugio, con amor y con temor. Pues, no hay refugio ni salvación de Ti, sino en Ti. Creo y tengo fe en el Libro que revelaste y en el Profeta que enviaste.
Que estas palabras sean lo último que dijeras, antes de dormir".