EL PASO HACIA EL PARAÍSO: Recomendar La Ropa De Color Blanco. Permiso Para Llevar Los Demás Colores, Así Como La Utilización De Cualquier Clase De Tela Menos La Seda
EL PASO HACIA EL PARAÍSO
Dichos De Muhammad El Enviado De Dios El-Imam Al-Nawawi |
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CAPÍTULO 105
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Recomendar La Ropa De Color Blanco. Permiso Para Llevar Los Demás Colores, Así Como La Utilización De Cualquier Clase De Tela Menos La Seda
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EL LIBRO DEL VESTIR Dios -alabado sea- dice: Y dice también -alabado sea-: 426. Ibn A'bbás (que Dios esté complacido de ambos) narró que el Enviado de Dios (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) dijo: "Vestiros con ropa blanca, pues es la mejor de vuestras ropas, y utilizad, para vuestros muertos, mortajas de tela blanca también”. 427. Wahab Ibn Abdulah (que Dios esté complacido de él) narró: En una ocasión, vi al Profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) en La Meca. Se encontraba en el Abtah, en una tienda de piel, de color rojo. 428. Rifa'a Al Taimí (que Dios esté complacido de él) narró: Vi al Enviado de Dios (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) vestido con dos piezas de tela de color verde. 429. Yaber (que Dios esté complacido de él) narró: En el día de su entrada en la Meca, el Enviado de Dios (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) llevaba un turbante de color negro. 430. A'mr Ibn Huraiz (que Dios esté complacido de él) narró: Es como si viera ahora al Enviado de (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) llevando un turbante de color negro, y soltando sus extremos sobre sus hombros. 431. Aicha (que Dios esté complacido de ella) narró: Una mañana, el Enviado de Dios (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) salió de casa llevando una capa de lana de color negro y tenía dibujada la silla de montar. 432. Al Muguira Ibn Chu’ba (que Dios esté complacido de él) narró: Una noche, acompañé al Enviado de Dios (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) durante un viaje. En el transcurso del mismo, me preguntó: ¿llevas agua?. Le respondí: ¡sí!. Entonces, se apeó de su montura, caminó hasta ocultarse en la oscuridad de la noche. Al regresar, vertí agua de la cantimplora sobre sus manos y se lavó la cara. Pero, aquella noche llevaba una túnica de lana y por ello no podía sacar sus brazos. Así que las sacó por debajo de la túnica y las lavó, pasando la mano mojada sobre su cabeza. |
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Selección y Prologo: Prof. Dr. M.M Al-Azami Traducción de texto: Ahmed M. Safi |