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Comparación Entre La Necesidad Corporal Por Las Ciencias Médicas Y La Del Espíritu Por Las Ciencias De Los Mensajeros

Ibn Al Qaiim, Allah sea misericordioso con él, hace una referencia comparativa en su libro “Miftâh dâr as Sa'âdah” (La llave de la morada de la felicidad eterna) en la que explica que la necesidad de las personas por una ley revelada es mayor que la necesidad que tienen por las ciencias médicas a pesar de la gran importancia que prestan a curar sus cuerpos. La necesidad por el Mensaje es mayor que la necesidad que tengan por cualquier otra ciencia, dice: “Los hombres no pueden prescindir de una ley revelada, está por encima de cualquier otra necesidad o exigencia, no tiene comparación con la necesidad por las ciencias médicas. ¿Acaso no observan que la mayoría de los habitantes del mundo viven sin necesidad de recurrir al médico, y solamente hay médicos en lugares donde hay grandes comunidades, en cambio los habitantes del desierto, y los incrédulos, y en general los hijos de Adán, no necesitan del médico, incluso son quienes más gozan de buena salud, son de naturaleza más fuertes que aquellos que están relacionados con los médicos, y su promedio de vida es similar. Allah ha creado a los hombres con la naturaleza de consumir lo que les beneficia y apartarse de lo nocivo, dispuso que cada pueblo tuviese la costumbre de obtener sus medicamentos contra los agentes nocivos, incluso muchos de los principios de la medicina fueron tomados de las costumbres de la gente y de sus experiencias.

En cuanto a la ley se basa en saber las cosas que complacen a Allah y las que Le disgustan, que se realizan por libre albedrío, esto se basa en la revelación que nos exhorta a creer. Lo peor que puede suceder si se deja de respirar, comer y beber es la muerte física y la separación del espíritu del cuerpo; pero si no se dispone de una Ley, el espíritu y el corazón se corrompen en su esencia, lo que significa la destrucción eterna. La humanidad no se ha visto jamás en una necesidad mayor que la de conocer lo que transmitió el Mensajero de Allah , ponerlo en práctica, y exhortar a los demás a creer en él y tener paciencia a los infortunios que pudieran suceder por ello, combatir a aquellos que abandonaron la verdad hasta que retornen a ella, y no existirá el bien en el mundo sin el Mensaje, no se podrá alcanzar la felicidad y el éxito mayor sin transitar el camino mencionado”[1].

 ¿Acaso la razón puede prescindir de la revelación?

Suponen los hombres en el mundo de hoy que les es posible prescindir de los Profetas y sus Mensajes ateniéndose únicamente al uso de la razón que les ha concedido Allah , debido a esto es que observamos que disponen leyes, resuelven qué es lícito y qué ilícito, y pretenden orientar a los demás. Se basan en que sus deducciones racionales consideran correctamente qué es lo bueno y lo malo, porque su razón se complace de cosas y rechaza otras, ya anteriormente existieron quiénes dijeron lo mismo: “Los brahmanes pensaban que el envío de los Mensajeros era en vano, que no era propio del Sapientísimo, debido a que la razón podía prescindir de los Mensajeros. Si lo que enseñaban los Mensajeros era bueno acorde a su razonamiento lo ponían en práctica, y si, de manera opuesta, era algo malo para su razonamiento, si necesitaban hacerlo lo llevaban a la práctica y si no lo evitaban”[2].

No corresponde en el plano de discusión que el musulmán niegue que la razón tiene poder como para apreciar lo bueno y lo malo, pues Allah  ha establecido en la naturaleza de Sus siervos que unos sean buenos y otros malos y concedió a la razón la posibilidad de apreciarlo claramente, y distinguir entre ambos. También dispuso que unos fuesen beneficiosos y otros perjudiciales, censurables y produjesen aversión, y le concedió a los sentidos la posibilidad de apreciarlos y distinguirlos.

En la primera naturaleza mencionada (distinguir entre lo bueno y lo malo) es algo particular del ser humano a diferencia de los animales; en cuanto a la segunda (distinguir entre lo beneficioso y lo perjudicial) es compartida también por algunos animales[3]. Las conclusiones al respecto son:

Primero:

La existencia de asuntos que son un beneficio para el ser humano pero este no los puede apreciar a través de su razonamiento, porque están más allá de su comprensión, “¿Dónde queda la razón en la comprensión de Allah y Sus nombres y sublimes atributos..? ¿Cómo hace para saber detalladamente la ley divina y la religión que estableció para Sus siervos? ¿Cómo hace para saber detalladamente qué es lo que Allah ama y Le complace, qué es lo que Le disgusta y Le enoja? ¿Cómo puede comprender detalladamente Su recompensa y Su castigo? ¿Cómo comprender lo que tiene reservado para Sus siervos piadosos y para Sus enemigos, la magnitud de la recompensa y el castigo y cómo serán sus diferentes grados? ¿Cómo puede conocer lo oculto que Allah  no ha manifestado a nadie de Su creación salvo a quien Él quiso de entre Sus Mensajeros y cómo podría saber lo que transmitieron los Mensajeros acerca de Allah ? Indudablemente el razonamiento y la deducción no tendrían forma de acceder a esos conocimientos”.[4]

Segundo:

Aquello que la razón percibe como bueno o malo lo hace en forma superficial, no está en condiciones de percibir en forma detallada la ley divina, si bien se puede apreciar detalladamente algunas partes, no es posible apreciarla en su totalidad “la razón comprende lo bueno de la justicia, pero comprender si un suceso determinado es justo u opresivo le es imposible a la razón”[5].

Tercero:

La razón puede confundirse respecto a algunas acciones, debido a que puede existir un acto que contenga una parte beneficiosa y otra perjudicial, y la razón se vea incapaz de distinguir si el lado perjudicial es superior al beneficioso, o viceversa. Esto es aclarado por la legislación divina. También es posible que una acción sea beneficiosa para una persona y perjudicial para otra, y la razón no puede apreciarlo, entonces la ley divina lo aclara y ordena que la realice aquel a quien le resulta beneficiosa y se la prohíbe a quien le resulte perjudicial. Asimismo una acción puede ser externamente perjudicial, pero internamente comprende un beneficio grandioso que no puede ser percibido por la razón, entonces la ley divina explica qué es lo que encierra un beneficio o un perjuicio”[6].

Al respecto Ibn Taimîiah dice: “Los Profetas  se presentaron con elementos que no podían ser comprendidos únicamente por la razón, pero tampoco trajeron nada irracional, que podría ser rechazado por la razón. Ellos informaban sobre cosas que la razón por sí misma no podría entender, pero sin que vaya en contra de la misma.”[7]

Cuarto:

Aquello a lo que se alcanza a través del razonamiento, si bien puede ser correcto, sólo se remite a cosas hipotéticas que pueden ser refutadas por opiniones contradictorias o pensamientos desviados. Y si pueden llegar a perdurar sólo se trata de conjeturas donde se confunde la verdad y lo falso.


[1] Miftâhu Dâr al Sa'âdah (2/2).
[2] Lauâmi' al Anuâr Al Bahîah 2/256.
[3] Miftâh Dar al Sa'âdah 2/116.
[4] Miftâh Dar al Sa'âdah 2/117.
[5] Miftâh Dar al Sa'âdah 2/117.
[6] Miftâh Dar al Sa'âdah 2/117.
[7] Maymû'ah al Fatâua del Sheij al Islam 2/312.
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