La Verdadera Musulmana No Busca El Divorcio De Otra Mujer Para Poder Tomar Su Lugar
La fiel musulmana siente que está viviendo en una comunidad musulmana cuyos miembros son sus hermanos y hermanas. En tal comunidad de guía divina, el fraude, el engaño y la traición y todas las demás actitudes viles imperantes en las sociedades que se han apartado de la guía de Allâh están prohibidos.
Una de las peores actitudes es la de la mujer que fija la vista en un hombre casado con la intención de arrebatarlo a su esposa una vez estén divorciados, para que él sea todo suyo. La fiel musulmana está muy lejos de esa despreciable actitud, que el Profeta prohibió cuando enumeró una serie similar de actitudes y prácticas malignas vedadas. Podemos comprobar esto en el Hadîz narrado por Bujâri y Muslim, proveniente de Abû Hurayrah
, quien dijo:
"El Mensajero de Allâh dijo: 'No pujéis entre vosotros (a fin de subir los precios artificialmente)[1]; no os perjudiqueis entre vosotros en las ventas[2]; un habitante de la ciudad no debe vender algo en nombre de un beduino[3]; un hombre no debe proponer matrimonio a una mujer, a quien su hermano ya ha propuesto matrimonio; una mujer no debe pedir el divorcio de otra mujer, para poder despojarla de todo lo que le pertenece[4]". [5]
Según un relato narrado por Bujâri, también de Abû Hurayrah el Profeta dijo:
"A una mujer no le está permitido pedir el divorcio de su hermana para poder tomar todo lo que posea, pues ella tendrá lo que le ha sido decretado".[6]
La musulmana es la hermana de otra musulmana y cree que lo que Allâh ha decretado para ella, debe ciertamente suceder. Ella no puede ser una verdadera musulmana a menos que quiera para su hermana, lo que quiere para sí misma, tal como dijo el Profeta
:
"Ciertamente que ninguno de vosotros creerá, hasta que quiera para su hermano, lo que quiere para sí mismo".[7]
La musulmana está protegida por su sabiduría y su Fe de caer en la trampa de este pecado. Además, ella está salvada de tan espantoso error por su obediencia a Allâh y a Su Mensajero y por su aceptación de los elevados valores humanos que el Islâm hizo parte de su naturaleza. Ella no sólo evita este pecado para protegerse del escándalo que rodea a una mujer que comete tal bajeza, sino también para evitar el castigo de su Creador. Pues, una mujer puede ocultar sus planes malignos y de ese modo librarse de la censura social pero jamás podrá escapar del castigo de Allâh
.
[…Él conoce los secretos y las intenciones más ocultas.] (20: 7)