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La Verdadera Musulmana Es Moderada Respecto A Su Vestimenta Y Apariencia

La musulmana que comprende las enseñanzas del Islâm, se adhiere a los principios de modestia en todas las cosas y especialmente en la forma en que luce y se viste. Ella se interesa en lucir bien, pero sin ninguna clase de extravagancias, excesos, o vanidades. Ella no sigue ciegamente a quienes echan a un lado ropa nueva después de usarla sólo una vez, y tampoco se fatiga tratando de mantenerse con la última moda, la cual siempre está cambiando. Porque éste es el hábito de algunas mujeres ignorantes y necias que no tienen nada mejor que hacer. Por otro lado, no descuida ni sus vestimentas ni su apariencia tratando de lucir bien pero con moderación.

    Ella respeta los límites de moderación fijados en el Qur’ân, que describen a la moderación como una de las cualidades de los siervos creyentes de Allâh , hombres y mujeres por igual:

[Aquellos que cuando hacen una caridad no dan todo lo que tienen ni tampoco escatiman sino que dan en la justa medida.] (25: 67)

   La musulmana es cuidadosa para no caer presa de la esclavitud de la moda y quienes están detrás de esto, gente que no tiene temor de Allâh , y que no tienen las mejores intenciones en el corazón para con las mujeres - especialmente las mujeres musulmanas -. Por eso es cautelosa para evitar esta esclavitud, por la cual el Profeta  dio una advertencia en su contra al decirnos que es una fuente de gran miseria:

"¡Desdichado es el esclavo del dînâr, el dirham, y las vestimentas de lujo de seda y terciopelo! Si se las conceden, está complacido, pero, si no le son concedidas, él se disgusta”.[1]

   La musulmana está protegida por las enseñanzas del Islâm de caer en el error de la arrogancia, o  vanidad con respecto a su apariencia y otros actos que puedan llevar a la persona a la ruina, tal como dijo el Profeta:

"Había un hombre que caminaba con altivez a causa de su refinada capa, y porque estaba satisfecho de sí mismo. Allâh lo hundió en la tierra, y él seguirá hundiéndose en ella hasta el Día de la Resurrección".[2]

   La musulmana utiliza adornos que están dentro de los límites permitidos por el Islâm. Ella usa ropas caras y elegantes que están entre las buenas cosas permitidas por Allâh , sin irse a los extremos del exceso. Ésta es la moderación amparada y alentada por el Islâm, y existe una enorme diferencia entre la mujer moderada y prudente y la mujer frívola y necia que va hacia los extremos.

   La musulmana evita ambos extremos con respecto a su vestido y apariencia. Ella no es exagerada ni va hacia los límites del exceso; tampoco descuida sus ropas y apariencia hasta el grado de parecer una persona miserable o un asceta, pensando que este ascetismo excesivo es una forma de adoración que ganará la complacencia de Allâh .

   La mujer que usa hermosos vestidos para presumir frente a sus amigas es una pecadora porque Allâh ciertamente no ama a ninguna de las presumidas arrogantes. Pero quien use hermosos vestidos para mostrar la bondad de Allâh y buscar Su ayuda será una sierva obediente que será recompensada.

   La mujer que descuide su apariencia por tacañería no gozará de ninguna posición de respeto entre las personas y no tendrá recompensa alguna de Allâh . La que descuide su apariencia por una actitud de espiritualidad, pensando que está rindiendo culto a Allâh al negarse ella misma de lo que le es lícito también es una pecadora tal como dijo el Sheikh al Islâm Ibn Taimiyah, que Allâh tenga misericordia de él: [3]"La esencia de la felicidad de una mujer en este mundo y en el próximo, es su propósito determinado, moderación y equilibrio. Esta es la postura de la mujer musulmana que comprende y se adhiere a las enseñanzas del Islâm. Por ello, las ropas  de la mujer musulmana son limpias, hermosas, pulcras, y adecuadas y además, manifiestan las bendiciones de Allâh hacia ella, sin ir hasta el extremo de la ostentación".


[1]  Fath al Bârî, 6/81, Kitâb al yihâd, bâb al hirasah fi'l ghazu fi sabil Allâh.
[2]  Sahîh Muslim, 14/64, Kitâb al libâs wa'l zinah, bâb tahrîm al tabakhtur fi'l mashi.
[3]  Fatâwâ Ibn Taimiyah, 22/138, 139.
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