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La Verdadera Musulmana No Se Regocija Con Las Desgracias De Los Demás

La musulmana sincera que está verdaderamente imbuida de las actitudes islámicas no se regocija con las desgracias de nadie, porque esto es una actitud vil y perjudicial que no debe existir en la mujer temerosa de Dios que comprende las enseñanzas de su religión. El Profeta  prohibió esta actitud e hizo una advertencia en contra de la misma:

"No expreséis una alegría maliciosa en la desgracia de vuestro hermano porque Allah  tendrá misericordia de él e infligirá la desgracia sobre vosotros".[1]

   No hay espacio para este sentimiento en el corazón de la mujer musulmana, a quien el Islam ha inculcado los buenos modales. Más bien, se siente afligida por quienes están atravesando pruebas y dificultades, y se apresura en ayudarlos sintiéndose llena de compasión por su sufrimiento. Este regocijo por la desgracia ajena pertenece solamente a aquellos corazones enfermos, despojados de la guía del Islam, y acostumbrados a fraguar venganzas y buscar los medios para dañar a otras personas.


[1]  Relatado por At Tirmidhi, 4/662, Kitâb sifah al qiâmah, 54. Él dijo que es un Hadîz hasan sahîh.

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