La Verdadera Musulmana Es Despreocupada Y Tiene Sentido Del Humor
La verdadera musulmana es despreocupada y tiene sentido del humor, es amable en cuanto a su trato y conversación con los demás. Ella no desdeña bromear con sus hermanas y amigas en los momentos apropiados. Pero las bromas de la musulmana se distinguen por su legítima naturaleza islámica, y nunca caen en el grado de ser vulgares, sucias o estúpidas.
"El Profeta solía bromear con sus Compañeros, pero sus bromas nunca sobrepasaban los límites de la verdad. Fue narrado, que cierta vez, los Sahâbah dijeron al Profeta
: ‘Tú bromeas con nosotros’. Él dijo: ‘Pero nunca dije algo que no fuera cierto’". [1]
Los Sahâbah tomaron el mismo enfoque de humor. Existen muchos relatos encantadores y entretenidos sobre las bromas intercambiadas entre el Profeta , y sus Compañeros.
Entre los relatos recopilados en los libros de Hadîz y sîrah, (biografías del Profeta) está aquel que cuenta cómo el Profeta solía bromear con el pequeño hijo de uno de sus Sahâbah, llamado Abu 'Umayr, quien tenía un pequeño pájaro con el que solía jugar. Cierto día él vio al niño apesadumbrado y le preguntó:"¿Por qué te veo tan triste Abu 'Umayr?”. Los Sahâbah le dijeron: "El nughar[2] con el que solía jugar ha muerto, Mensajero de Allah". Entonces, el Profeta
comenzó a bromear con el niño cariñosamente diciéndole: "Abu 'Umayr ¿Qué le paso al nughayr?'".[3]
Un hombre se presentó ante el Profeta para pedirle un animal para montar. El Profeta
le dijo en broma: "Te daré la cría de un camella para montar". A lo que él replicó: "Mensajero de Allah ¿Qué es lo que haré con la cría de un camella?". El Profeta
le dijo, "¿Acaso los camellos que son hijos de camellas no sirven para montar?". [4]
El Imâm Ahmad relató de Anas , que había un hombre de la gente del desierto cuyo nombre era Zahir. El solía traer regalos al Profeta
desde el desierto y a cambio, el Profeta
le proporcionaba lo que necesitaba cuando salía a luchar. El Profeta
le dijo: "Zahir es nuestro hombre del desierto, y nosotros somos sus habitantes de la ciudad". El Profeta
lo quería mucho, y él (Zahir) era un hombre de notable fealdad. Cierto día el Profeta
fue a verlo mientras estaba vendiendo algunas mercaderías. El Profeta lo abrazó desde atrás. El hombre que no podía ver quién le abrazaba dijo: "¡Déjame ir! ¿Quién eres?" Luego, cuando se dio vuelta y reconoció al Profeta
, trató de acercarse a él. El Profeta
comenzó a decir: "¿Quién comprará a este esclavo?". Zahir dijo: "Mensajero de Allah, soy invendible (debido a mi fealdad)". El Profeta
dijo: "Pero a la vista de Allah
tú no eres invendible". O él dijo: "Pero a la vista de Allah
tú eres de valor".[5]
Una mujer anciana se presentó ante el Profeta y dijo: “Mensajero de Allah, ora a Allah
para que entre al Paraíso". Él entonces, dijo bromeando, "¡Oh Madre de tal y tal!, Ninguna anciana entrará en el Paraíso". Al decir esto, la anciana salió llorando, entonces el Profeta
dijo: "Díle que no entrará en el Paraíso como una mujer anciana, porque Allah
dice:
[Ciertamente hemos creado a las huríes asombrosamente.
[Y] las hemos hecho vírgenes] (56: 35-36)." [6]
Uno de los relatos, que reflejan el sentido de humor del Profeta, es el relato narrado por el Imâm Ahmad de 'Âishah, que Allah esté complacido con ella quien dijo:
"Salí con el Profeta en un viaje en una época, en que todavía me encontraba joven y era bastante delgada. En cierto momento, el Profeta
le dijo a la gente: 'Seguid adelante' y la gente siguió adelante. Luego me dijo: 'Vamos, hagamos una carrera'. Corrí junto a él, y yo gané. Él dejó que el asunto se tranquilizara, hasta que subí unos kilos. Tiempo más tarde, lo acompañé en otro viaje. Él le dijo a la gente: 'Seguid adelante' y ellos siguieron adelante. Él me dijo después: 'Vamos, hagamos una carrera'. Corrí con él, y él ganó. Entonces comenzó a reírse, y dijo, 'Esto es por aquello".[7]
Al Profeta , Imâm, líder y maestro de los musulmanes le gustaba a veces bromear y divertirse, no importaba cuán ocupado estuviera con las cargas del liderazgo y el esfuerzo por establecer un estado islámico, dirigir las fuerzas en la yihâd, etc. Todo esto, no le impedía el divertimento sano, y el hacer bromas entretenidas, que harían sentir contentos a sus compañeros - o a sus esposas -, en determinadas ocasiones.
Otro ejemplo, es el relato narrado por 'Âishah, que Allah esté complacido con ella, quien dijo:
"Fui donde el Profeta con un poco de harirah (un plato hecho con harina y leche) que había cocinado para él, y le dije a Sawdah, que Allah esté complacido con ella, ya que el Profeta
estaba sentado entre ella y yo -'Come'. Ella rehusó. Entonces le dije: 'O te la comes o te llenaré la cara (con ella)'. Ella continuó rehusándose, entonces metí mi mano en la harirah y embadurné su rostro con ella. El Profeta
se rió, puso un poco de harirah en su mano, y dijo: '¡Hazle lo mismo a ella!'”. Según otro relato: "Él bajó sus rodillas de manera que ella pudiera estar más cerca de mí, luego tomó algo del platillo y me frotó la cara con eso, y el Profeta se rió".[8]
Estos relatos son una clara señal de la tolerancia del Islam y sus seguidores y de la clase de despreocupación y humor que quiere ver en los musulmanes. Es una cualidad querida en la musulmana seria porque añade belleza, atracción e influencia a su carácter.