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Islam: La Genuina Llamada

A pesar de estos factores y de otros más que no he mencionado, ha habido mucha gente que se ha rendido ante la verdad. El punto de vista del Islam respecto a Jesús, así como otros puntos principales, llaman la atención de personas no musulmanas como algo que tiene mucho sentido, y que aceptan implícitamente sin saberlo. Esta y otras Características convirtieron al Islam en la religión que más rápidamente creció en el mundo, a lo largo de toda la historia. Es atractivo incluso para los fieles cristianos, porque descubren que:

a) El Islam nunca rechaza a Jesús, sino que más bien lo sitúa en la posición correcta en la larga línea de Enviados que trajeron la verdadera salvación a la humanidad. En realidad, el Islam añade una nueva dimensión al conocimiento de Dios, al carácter profético y a la Revelación.

b) Cuando el Cristianismo y el Judaísmo (o cualquier otra religión) se contemplan desde la perspectiva islámica, entonces encajan perfectamente en el marco universal de la Unicidad de Dios y sus planes para la humanidad. Es más: uno entenderá claramente porqué hay algunas lagunas o discrepancias en el texto bíblico acerca de ciertos temas.

c) El Islam se considera, asimismo, como el eslabón final en la larga cadena de la revelación. Promete a los seguidores de antiguos credos grandes recompensas, si a su creencia y su fe anterior añaden la creencia en el Islam. El profeta Muhammad dijo: «Aquel que haya creído en su religión y después haya creído en lo que me ha sido revelado a mí, será recompensado doblemente (por Dios).» Es decir, una vez por creer en su fe, y la otra por reconocer la verdad y creer en el Islam. 

En resumen, el Islam considera a Jesús como uno de los grandes profetas de Dios. Su misión fue la de predicar la Unicidad de Dios y guiar al hombre hacia su Señor. Jesús jamás pretendió ser otra cosa que un siervo y un mensajero de Dios. El relato de su vida y misión que hace el Corán está apoyado en unas pruebas contundentes. Los musulmanes creen en la segunda Venida de Jesús, y la están esperando. No regresará como un Dios para juzgar a los cristianos, sino como Jesús, siervo de Dios. Su regreso servirá para corregir la falsa concepción que la gente ha ido desarrollando sobre su personalidad y su misión. De acuerdo con un dicho del profeta Muhammad permanecerá durante cuarenta años que serán los años más felices de este mundo. Entonces todo el mundo creerá en él como el mensajero, pero no como el hijo de Dios. Sin embargo, ¿qué será de aquellos que no alcancen a vivir hasta su segunda venida? ¿¡No harán mejor en creer ahora !? 

A continuación se transcribe una carta que he recibido de una dama inglesa, que no hace mucho abrazó el Islam, en relación con el tema. Incluyo aquí esta carta por los siguientes motivos:

1.     La autora es una experta en este tema, como estudiosa de la religión y buscadora objetiva de la verdad. 

2.     La autora era una cristiana creyente, que conoce los sentimientos cristianos y las creencias cristianas relativas a Jesucristo. 

3.     La explicación que da la autora sobre cómo los cristianos se fueron desviando de las instrucciones y de la misión de Jesús resulta bastante plausible, y explica la actual creencia cristiana sobre Jesús. 

Quisiera agradecer a la autora su permiso por incluir su carta en esta publicación:

«... Centrándonos en la naturaleza de Jesús y María tal como se explica en el Corán, y en el evangelio del Nuevo Testamento, vemos dos aspectos opuestos: el de la enseñanza cristiana de que Jesús es el "hijo de Dios", y el del Corán, que deja de lado todas estas pretensiones. Resulta entonces necesario plantearse la cuestión de ¿por qué fue necesario que los primeros cristianos hicieran tal pretensión respecto a Jesús, cuando al fin y al cabo él mismo jamás hizo tal pretensión? 

»En mi opinión, la respuesta queda clara si estudiamos las bases de las religiones del Islam y del Cristianismo. Como musulmanes, basamos nuestra fe en Dios y solamente en El, y en el Corán, la palabra de Dios revelada a su profeta Muhammad en el cual también creemos ‑como verdadero profeta del único Dios‑. Muhammad la paz sea con él, es siervo de Dios, fiel, obediente y totalmente humano, y sigue siendo el instrumento de los designios de Dios para guiar a la gente de nuevo hacia El.

»Y ahora, en contraste, observaremos el cristianismo una religión que no está construida alrededor de Dios ni de Su Escritura, porque no hubo "Escritura" hasta ciento cincuenta años después de la muerte de Jesús. El cristianismo se construyó alrededor de la personalidad del mismo Jesús. Dando cada vez mayor importancia a su magnética y maravillosa personalidad. No obstante, y siendo incapaces o no deseando describir a Jesús como profeta, algunos cristianos fueron añadiendo a su reputación cada vez más atributos. Un hombre que podía realizar milagros, resucitar a los muertos, curar a los leprosos, curar a los ciegos, todo ello por voluntad de Dios, es ciertamente un hombre maravilloso, bendecido por Dios, nacido por la voluntad de Dios para darle culto y adoración. Pero después de su muerte, la personalidad "mágica" ha de mantenerse viva, y aparece como «hijo de Dios» para revalorizar así adecuadamente todos sus actos. 

»Viviendo en una sociedad muy influenciada por los greco‑romanos, todos ellos "superhombres", los primeros intelectuales cristianos tuvieron que verse también influenciados, en sus pensamientos, por su entorno. El mismo Pablo, uno de los grandes maestros del cristianismo, era un judío helenizado, que nunca vio ni se encontró con Jesús durante su vida. Sin embargo, muchos de los dichos de que informa muestran la influencia de la época en que vivió. El "Señor viviente" era muy real para él. 

»La naturaleza milagrosa del nacimiento de Jesús también pudo ayudar a dar credibilidad a la idea de la identidad de Jesús como hijo de Dios. Pero se trata de una filosofia infantil del tipo 1 + 1 = 2, es decir, Dios sopló en el vientre de María, María tuvo a Jesús y, por tanto, Dios es el padre de Jesús y Jesús es su hijo. 

»Lo que los cristianos no aciertan a ver y a entender es que en el nacimiento y concepción de Jesús vemos una revelación' delicada y milagrosa de la bondad de Dios. 

»Tanto el Corán como en los escritos cristianos nos dicen que María era una joven mujer de excepcional pureza, tanto de mente como de cuerpo, traída al mundo y dedicada ya como una bendecida sierva de Dios mientras estuvo a su servicio en la sinagoga, de manera que ella misma podía realizar pequeños hechos "rnilagrosos" por voluntad de Dios. Resulta entonces muy natural que habiéndola elegido Dios para que fuera el vehículo a través del cual su nuevo profeta naciera en la tierra, eligiera también un medio mediante el cual no quedara tacha alguna en su bendita pureza. Ella sirve a Dios, pero al hacerlo, El, con Su infinita bondad, conserva la preciosa pureza de ella. Esto, ciertamente, no necesita de ningún embellecimiento, ninguna pretensión de "filiación" de Dios. Creación de Dios, sí, pero no hijo por paternidad. Esto, obviamente, no es la intención. 

»El hecho de que transcurriera tanto tiempo antes de que se escribieran las palabras o enseñanzas de Jesús, permitió también que la "tradición oral", mediante la cual se fueron transmitiendo, modificara sustancialmente el original. No obstante, a través de los tres evangelios sinópticos (el de Juan fue escrito el último y obviamente está lleno de dogma religioso), Mateo, Lucas y Marcos presentan, a pesar de cualquier modificación, una imagen de Jesús con una personalidad tranquila pero magnética, un profeta inspirado por Dios con un gran amor a toda la humanidad, enviado para avivar nuestra conciencia de Dios, en. todos los aspectos de la vida; Jesús trata de abrir nuestros ojos y nuestros corazones a una mayor presencia de Dios, una valoración altruista de nosotros, desde nuestros pensamientos hasta nuestras acciones, y para aumentar la fe y la confianza en Dios. Únicamente haciendo esto, mediante la fe y la confianza sencilla de un niño, llegará el reino de Dios a la tierra‑. Esta idea se repite numerosas veces en muchos de los dichos que se le atribuyen. Su proximidad a Dios fue evidente, por la fuerza que logró de la oración, y por el poder que le fue concedido por Dios para realizar milagros. Pero con toda su fuerza y al realizar los milagros de Dios, JAMAS se proclamó asimismo hijo de Dios. En el sentido que Jesús da a la palabra «hijo», somos todos hijos de Dios, sus hijos e hijas, aquí en la tierra, y como a tales Jesús enseñó a la gente a rezar «Padre nuestro que estás en los cielos». 

De toda la cantidad de palabras que dijo o que debe haber dicho en sus enseñanzas, solamente han quedado registradas una cantidad mínima y no todas ellas fiables. Jesús pareció ocuparse principalmente de los pobres, de los oprimidos, de los marginados, de los enfermos, y no fue tolerante con la «hipocresía» religiosa mojigata y sin sentido de los llamados «píos». Su llamada se dirigía a los corazones de los hombres, y su lema era la humanidad y el amor. ¿Tuvo la intención de establecer una iglesia? Yo creo que sí, pero no en el sentido en el que vemos la iglesia hoy día, Jesús fue práctico al mismo tiempo que era espiritual. Yo creo que él quería crear una sociedad de personas cuya fe en Dios les uniera entre sí, con independencia de razas o creencias, en una relación de amor familiar bajo las directrices de Dios. De sus enseñanzas no resulta evidente que se viera asimismo como una gran luz que brillaba en este proceso, sino más bien tendía a considerarse como una herramienta en manos de Dios. 

»Al elevarle a unas alturas increíbles, los primeros seguidores cristianos tuvieron que cargar con unos problemas sin fin de explicar teóricamente la crucifixión, y de allí viene la doctrina de los siervos que sufren, sacada de los antiguos textos judíos, mencionada en Isaías, la doctrina del Sacrificio por los pecados de la humanidad, y la consiguiente exclusividad de Jesús, que es muy importante para los primeros cristianos. Un pagano podría tener igual fidelidad a muchos '.'dioses", pero en el cristianismo esto no podía ser; SOLAMENTE teniendo fe en Jesús puede el cristiano esperar o tenerla salvación, SOLAMENTE aceptando su muerte por los pecados del hombre, y SOLAMENTE creyendo en su resurrección (porque como hijo de Dios, Dios le tiene que volver a elevar hasta Sí), el cristiano podrá tener esperanzas en alcanzar el paraíso. Cualquier otra senda está muerta, aunque esto sitúa a Jesús de forma absoluta entre Dios y su gente, siendo ésta una posición que jamás ocupó durante su vida en la tierra. 

»Unas y otras doctrinas van entrelazándose, y en la historia de la iglesia encontramos innumerables reuniones, teorías y argumentos sobre la naturaleza de Jesús que, de hecho, ahora se ha convertido menos en una realidad tangible que en un ser semiespiritual y ajeno a este mundo, envuelto en innumerables doctrinas y dogmas, y que está ciertamente muy lejos de la personalidad sencilla y bondadosa a la cuaI Dios dio tanto poder, con el fin de que pudiera llevar conciencia a su gente. ¿Acaso la iglesia no ha frustrado el propio objetivo de Jesús, la sencillez? 

»En la "Trinidad" ‑el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo,‑ quizá encontremos la culminación de aquellos esfuerzos de buscar una "suprernacía" convertida en una expresión religiosa, alcanzando un enigma que pocos cristianos pueden explicar adecuadamente hoy día.

El Espíritu de Dios es tan real en los días de Moisés y de Abraham como en la época del profeta Muhammad (la paz sea con todos ellos). No es necesario encerrarlo en los confines de un triángulo hecho por el hombre. Tampoco Jesús se asoció con ninguna teoría de esta clase.

Es triste contemplar que, con la venida del Islam, los cristianos creyeron ver la llegada del ''falso profeta" o anticristo, del cual se habla en el libro de la revelación de Juan (Nuevo Testamento.). Y es más triste aún que se ofreciera a los nobles, que organizaron la segunda cruzada contra los musulmanes, una copia de un Corán traducido para que la leyeran, y la desecharan. Es triste porque refleja una actitud hacia el Islam que sigue viéndose hoy en día, que se ha mantenido viva en la historia de las cruzadas y que está basada en la total ignorancia. Es ahora cuestión de los musulmanes el afianzar su fe, y que los cristianos al menos estén dispuestos a conocer el auténtico significado del Islam. Estoy segura de que para muchos, el Islam y sus enseñanzas serán como un arroyo fresco de la montaña en el desierto para las abrasadas almas de los muchos que buscan la verdad.»

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