El Verdadero Musulmán En Una Reunión, Se Sienta Donde Encuentra Lugar
El verdadero musulmán también se distingue con sus buenos modales cuando asiste a una reunión. Estos modales se derivan de las enseñanzas del Profeta (B y P), y hacen del musulmán un excelente ejemplo de comportamiento social.
Lo primero que el musulmán hace es sentarse donde encuentra un espacio, y no empuja a las personas para sentarse en la cabecera de la reunión. Su conducta está de acuerdo con las enseñanzas que el Profeta (B y P) enseñó a sus Compañeros para que las adoptasen cuando asistieran a una reunión.
Yâbir Ibn Samurah (R) dijo:
Cuando íbamos a ver al Profeta (B y P), nos sentábamos donde encontrábamos lugar.[1]
El musulmán bien educado evita empujar a dos personas para sentarse en el medio de ambas sin su permiso. Empujar entre dos personas sin su permiso es algo que el Profeta (B y P) prohibió y advirtió:
"No se le permite a un hombre interponerse entre dos personas excepto con el permiso de ambas".[2]
Empujar a dos personas, sea en una reunión o en otras circunstancias, es un comportamiento indecoroso que el Islam detesta. Los musulmanes deben evitar tal conducta. Hay muchos Aĥâdîz y Âzâr (informes) respecto a esto, como el informe de Sa‘îd Al Maqbari, quien dijo:
Pasé por donde estaba Ibn ‘Umar hablando con una persona. Me paré entre ellos, e Ibn ‘Umar palmoteó mi pecho y dijo: Si encuentras a dos personas hablando, no te pares o sientes entre ellos hasta que les hayas pedido permiso. Yo le dije: ¡Qué Allah te guíe! ¡Oh, Abû ‘Abdu Ar Raĥmân! Sólo quería escuchar algo bueno de ti.[3]
Si alguien se levanta para permitirle sentarse en su lugar, no debe aceptar. Esto es mejor y más noble, y está de acuerdo con la práctica de los Saĥâbah, que Allah se complazca de todos ellos. Ibn ‘Umar (R) dijo:
El Mensajero de Allah (B y P) dijo: "Ninguno de vosotros debe hacer que otro se levante de su lugar para poder sentarse en él. Lo que debéis hacer es correros y hacer espacio para quien llega tarde."[4]
Si alguien se ponía de pie para darle su lugar, Ibn ‘Umar nunca aceptaba.[5]
Cuando está en una reunión el musulmán se comporta educadamente y habla con propiedad, adhiriéndose tanto como le sea posible al comportamiento ejemplar del Profeta. El Profeta (B y P) era equitativo al prestarle atención a cada persona que estaba presente. No criticaba a nadie, ni decía: "¡Qué vergüenza!" Tampoco buscaba las faltas de los demás. Él siempre hablaba para ganarse la recompensa de Allah, y nunca interrumpía a quien estaba hablando, sino que esperaba hasta que terminaba o se ponía de pie.[6].