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El Verdadero Musulmán Se Junta Con Las Personas De Carácter Noble

Entre las características del verdadero musulmán está su relación y amistad con las personas virtuosas, pidiéndoles que rueguen por él. Él no lo encuentra a esto difícil debido a que está obedeciendo las palabras de Allah: 

{Reúnete con quienes invocan a su Señor por la mañana y por la tarde anhelando complacerle. No te apartes de ellos inclinándote por el encanto de la vida mundanal. No obedezcas a quien hemos hecho que su corazón se olvide de Nosotros, sigua sus pasiones y se extralimite en sus acciones.} [18:28] 

Mezclarse con las personas piadosas tiene un efecto positivo en la gente, levanta el nivel de Taqua, mejora su discurso y comportamiento, y aumenta la comprensión de la religión y el amor a la Verdad, hasta convertirse en una persona piadosa. Esto es lo que el poeta árabe describió: 

‘Mezclarte con la gente de carácter noble hace que te cuentes como uno de ellos. Así que no tomes a nadie más por amigo’. 

Mûsa (u), el Profeta de Allah, acompañó al virtuoso hombre para poder aprender de él, mientras decía con respeto: 

{¿Puedo seguirte para que me instruyas sobre aquello que se te ha enseñado?} [18:66] 

Cuando el siervo virtuoso contestó: 

{Tú no podrás soportarlo.} [18:67] 

Mûsa dijo, con toda cortesía y deferencia: 

{Verás, si Allah quiere, que lo resistiré y no te desobedeceré.} [18:69] 

El verdadero musulmán toma como amigo íntimo a la mejor de las personas, porque él entiende, de las enseñanzas de su religión, que las personas son como metales, algunos de los cuales son preciosos y otros insignificantes, y lo bueno sólo se mezcla con lo bueno: 

"Las personas son como los metales, como el oro y la plata. Los mejores en la época de la Yâhiliiah (época de la ignorancia) son los mejores en el Islam, si entienden de Verdad. Las almas son como los soldados alistados, si hay afinidad entre ellas se harán amigas, y si no se irán por caminos separados".[1] 

El musulmán también sabe de las enseñanzas de su religión que los amigos son de dos clases: el amigo virtuoso y el mal amigo. El amigo piadoso es como el almizcle: cuando uno está con él, hay una atmósfera de tranquilidad, generosidad, perfume y felicidad. El amigo malo es como el que opera con el fuelle: cuando uno está con él, se siente el calor de las llamas, humo, hedor y una desagradable atmósfera. El Profeta (B y P) dio la mejor analogía al respecto: 

"El buen compañero y el mal compañero son como el vendedor de almizcle y el que manipula el fuelle. El vendedor de almizcle puede que te dé una porción, o puede que tú la compres, o puede que tan sólo sientas un placentero aroma proveniente de él. El que manipula el fuelle puede que queme tu ropa, o puede que sientas un olor desagradable proveniente de él".[2] 

Por consiguiente los Saĥâbah se esmeraban en visitar a las personas virtuosas que les hacían recordar a Allah y llenaban sus corazones con el temor de Allah, con enseñanzas de la religión, y con respeto. Anas (R) relató la siguiente anécdota: 

Abû Bakr (R) le dijo a ‘Umar (R), después de la muerte del Profeta (B y P): Vayamos a visitar a Umm Aiman[3] dado que el Mensajero de Allah (B y P) solía hacerlo. Cuando la localizaron, ella lloró, y ellos le preguntaron: ¿Por qué lloras? Lo que está junto a Allah es mucho mejor para el Profeta (B y P) (que lo que hay en esta vida mundanal). Ella dijo: Estoy llorando porque la Revelación del Cielo ha cesado con la muerte del Profeta (B y P). Ellos se conmovieron profundamente con esas palabras, y empezaron a llorar con ella.[4] 

En tales reuniones, donde los Ángeles los rodean y Allah los cubre con Su misericordia, la fe de un hombre se fortalece, su corazón se limpia y su alma se purifica, así todo lo que hace pasa a ser un bien para él, su familia y su sociedad. Esto es lo que el Islam busca lograr con sus enseñanzas, para que se beneficie el individuo y la sociedad.


[1] Transmitido por Muslim
[2] Transmitido por Al Bujâri y Muslim
[3] Umm Aiman fue la niñera del Profeta durante su niñez. Cuando creció él la liberó y la casó con Zaid Ibn Ĥârizah. Él solía tratarla con respeto y cortesía, y decía: "Umm Aiman es como mi madre". [El autor]
[4] Transmitido por Muslim
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