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El Verdadero Musulmán Ordena Lo Que Es Bueno Y Prohíbe Lo Que Es Malo

Uno de los requisitos para llamar a otros a Allah es ordenar lo que es bueno y prohibir lo que es malo (Al amru bil ma‘rûf ua an nahiu ‘an al munkar), cosa que el musulmán hace cuidadosamente, con deliberación y sabiduría. Él se opone al mal e intenta desarraigarlo con su mano (es decir, la acción física), si es capaz, siempre que haciéndolo no provoque una Fitnah mayor; si él no puede hacer esto, entonces lo combate con su lengua y explica lo que es correcto; y si él es incapaz de hacer esto, entonces lo denuncia en su corazón y se prepara a sí mismo para erradicarlo. Todo esto está de acuerdo con las instrucciones del Profeta (B y P): 

"Quienquiera de vosotros que vea una mala acción, que la cambie con su mano. Si no puede hacerlo con su mano, entonces que lo haga con su lengua. Si no puede hacerlo con su lengua, entonces que lo haga con su corazón, y esto es lo más débil de la fe".[1] 

Cuando el musulmán ordena lo que es bueno y prohíbe lo que es malo, está siendo sincero con los musulmanes, porque la religión es sinceridad. Entonces no tiene más opción que ordenar lo que es bueno y prohibir lo que está mal, para cumplir con la definición de sinceridad como lo declaró el Profeta (B y P): 

"La religión es sinceridad (Nasîĥah)". Nosotros preguntamos: ¿Con quién? Él dijo: "Con Allah, con Su Libro, con Su Mensajero, con los líderes de los musulmanes y con el resto de la gente".[2] 

La sinceridad y ordenar lo bueno y prohibir lo malo, lleva al verdadero musulmán a decir la verdad abiertamente en la cara del opresor. Si esta Ummah quiere sobrevivir con dignidad, orgullo y honor, entonces depende de la valentía de hombres que no tienen miedo de oponerse a la opresión. Pero si la Ummah carece de estas personas sinceras y valientes entonces se condena, según las palabras del Profeta (B y P): 

"Cuando veáis a mi Ummah con temor de enfrentarse a un opresor y decirle: Por cierto que tú eres un opresor, entonces estará acabada".[3] 

Muchos Aĥâdîz buscan incitar al musulmán a que realice heroicas acciones oponiéndose a la falsedad, asegurándole que tal actitud heroica no disminuirá su Rizq (su sustento) ni acortará su vida: 

"El miedo a las personas nunca debe impediros hablar la verdad o señalar su importancia. Esto no acortará el tiempo de vida designado ni disminuirá el Rizq (sustento)".[4] 

Un hombre se puso de pie mientras el Profeta (B y P) estaba en el Minbar y preguntó: ¡Oh, Mensajero de Allah! ¿Quién es la mejor persona? Él dijo: "Las mejores personas son los que más conocen el Corán, los que son muy piadosos, los que ordenan el bien y prohíben el mal, y aquellos que son muy respetuosos con sus parientes".[5] 

Ordenar lo que es correcto y prohibir lo que es malo es un principio básico incluido en la edificación de la sociedad islámica. Esto inculca el coraje en los corazones de los musulmanes para que ellos enfrenten la falsedad y socorran a los oprimidos. El Profeta (B y P) reforzó esta noble y heroica actitud con sus enseñanzas, y aseguró que Allah apoyará a los héroes que defienden la Verdad y condenará a los cobardes que permanecen callados: 

"A aquel que desampare a un musulmán en el momento que su honor es atacado y su dignidad es violada, Allah lo desamparará en el momento que él necesite Su ayuda. Y a aquel que ayude a un musulmán en el momento que su honor es atacado y su dignidad es violada, Allah lo ayudará en el momento que él necesite Su ayuda".[6] 

El verdadero musulmán es un hombre con una misión. Él nunca permanece callado ante la falsedad ni flaquea en su sostenimiento de la Verdad. Él no está contento ni se permite que la opresión y el mal se extiendan en su sociedad, o cuando el mal prevalece en su comunidad. Él siempre se esfuerza en oponerse al mal y en apartarse del castigo de Allah que puede caer en aquellos cobardes que permanecen callados y no hacen nada, como Abû Bakr As Siddîq lo informó del Profeta (B y P): 

Abû Bakr (R), durante su califato, ascendió al Minbar, alabó a Allah, y luego dijo: ¡Oh, pueblo mío! Vosotros recitáis el versículo: {¡Oh, creyentes! Velad por vuestras propias almas. Quien se desvíe no podrá perjudicaros, si estáis encaminados...} [5:105] Pero la estáis malinterpretando. Ciertamente escuché al Profeta (B y P) decir: "Aquellas personas que ven algún mal y no lo combaten ni se oponen serán castigadas por Allah".[7] 

El musulmán que es sincero en su Islam, y cuya fe es fuerte, es el más alejado de la vacilación, negatividad y despreocupación. Él no se toma los asuntos de la religión a la ligera, ni abandona ordenar lo que es bueno. Él no acepta ni se resigna al mal, y nunca deja de denunciarlo y oponerse al mismo dentro de sus posibilidades. La religión no es ningún chiste, es una cuestión seria. El Profeta (B y P) nos advirtió de que no terminemos como los judíos que vacilaron y se despreocuparon de su religión, entonces el enojo de Allah cayó sobre ellos, como se declara en el Ĥadîz narrado por Abû Mûsa del Profeta (B y P): 

"Cuando entre la gente que vivieron antes que vosotros, de entre los Hijos de Israel, uno de ellos cometía un pecado otro lo denunciaba para así poder decir que había cumplido con su deber, pero al día siguiente se sentaba y comía con él como si nunca le hubiese visto hacer algo malo el día anterior. Cuando Allah vio esta actitud en ellos, hizo que los corazones de algunos se volviesen en contra de otros y los maldijo a través de Daûd y de ‘Îsa Ibn Mariam, porque desobedecieron y persistieron en los excesos. Juro por Aquel en Cuyas manos está mi alma que vosotros debéis ordenar lo que es bueno y prohibir lo que es malo, debéis detener al malhechor y debéis advertirle de que se tiene que adherir a la Verdad, de lo contrario Allah hará que los corazones de algunos de vosotros se vuelvan en contra de otros, y os maldecirá como los maldijo a ellos".[8].


[1] Transmitido por Muslim
[2] Transmitido por Muslim
[3] Transmitido por Aĥmad. Todos sus transmisores son Riyâl As Saĥîĥ
[4] Transmitido por At Tirmidhi, que dijo: Es un Ĥadîz Ĥasan Saĥîĥ
[5] Transmitido por Aĥmad y At Tabarâni. En la versión de Aĥmad todos sus transmisores son fidedignos
[6] Transmitido por Aĥmad y Abû Daûd con un Isnâd Ĥasan
[7] Transmitido por Abû Daûd y At Tirmidhi, quien dijo: Es Ĥasan Saĥîĥ
[8] Transmitido por At Tabarâni. Todos sus transmisores son Riyâl As Saĥîĥ
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