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Algunos Fenómenos Astronómicos

Entre los objetos celestes, el Corán imparte especial estatus al sol como fuente de luz y despertar, controlando las actividades productivas en la tierra. En el capítulo Jonás, el sol ha sido descrito como "fuente de alumbrante gloria", mientras que "la luna es luz de belleza".

Obviamente, esto se refiere a la luz reflejada de la luna, a diferencia del sol que genera luz por sí mismo. Nuevamente, en el capítulo Noé (LXXI:15-16), este concepto se repite:

"¿No habéis reparado cómo Dios creó superpuestos, los siete cielos, y colocó en ellos la luna por luz y puso el sol por lámpara?".

En el capítulo An-Naba' (LXXVIII:12-13), es estatuas del sol ha sido recalcado nuevamente, llamándolo "esplendorosa lámpara". Sin embargo, lo que es más revelador aún es que el Corán habla del movimiento orbital del sol, el que sólo fue descubierto en 1927, cuando el astrónomo holandés Jan Oort se refirió al movimiento de las estrellas como movimientos orbitales en el campo gravitacional de la Galaxia" (Encyc. Britannica, 1974, p.1013). Esto es lo que el Corán dice al respecto:

"Y el sol que sigue su curso en un período determinado" (XXXVI: 38). En el capitulo Al-Anbia', este curso ha sido descrito como redondo:

"El fue quien creó la noche y el día, el sol y la luna; cada cuerpo celeste gravita en su órbita redonda".

La sorprendente similitud entre el descubrimiento de Jan Oort sobre el movimiento de las estrellas y la revelación coránica sobre los cuerpos celestes es notable. Finalmente, el Corán señala que este curso redondo del sol y la luna es un movimiento en su propia órbita:

"No le es dado al sol alcanzar a la luna ni a la noche adelantarse al día: cada cual gira en su órbita". (XXXVI:40).

Es un hecho científico el que las noches y los días se hacen por la esfericidad de la tierra y su rotación sobre su eje en aproximadamente 24 horas. También está científicamente que el eje de la tierra está inclinado en 231/2 grados y que la tierra gira alrededor del sol en su órbita en 365 un cuarto días. Estos factores producen las estaciones, las variaciones en la duración del día y la noche, y los cambios de posición de la salida y la puesta del sol de norte a sur en sus respectivos horizontes orientales y occidentales.

El movimiento rotatorio de la tierra y su esfericidad están inevitablemente establecidos cuando el Corán habla de la alternación de los días y las noches. Debido a este movimiento rotatorio, no es dado "a la noche adelantarse al día". Este fenómeno continuará mientras continúe el universo.

Sin embargo, la duración de los días y las noches cambia con las estaciones.

Hay áreas en el hemisferio norte y sur, entre el Círculo Ártico y el Polo Norte, u el Círculo Antártico y el Polo Sur, donde los días y las noches son de seis meses de duración cada uno. Este concepto del cambio en la duración de los días y las noches está nuevamente expreso en el Corán:

El... "Enrolla la noche sobre el día y enrolla el día sobre la noche..." (XXXIX:5).

Mientras la alteración de los días y las noches se asocia con la rotación de la tierra sobre su eje, el cambio en la duración de los días y las noches está inevitablemente relacionado con la inclinación del eje terrestre y del recorrido de la tierra en su órbita alrededor del sol.

La inclinación del eje terrestre en 231/2 grados y la revolución de la tierra alrededor del sol en su órbita, además de producir los cambios de estaciones, también causan en significativo cambio en la posición de salida y puesta del sol, según se describe a continuación.

1. En primer lugar, define dos lugares extremos para la puesta y la salida del sol. En el momento del solsticio de verano en el hemisferio norte, cuando el sol está en el Trópico de Cáncer (2311/2 grados 11) el 21 de Junio, el sol sale o se pone en el extremo norte de los horizontes oriental y occidental respectivamente. Por otro lado, en tiempo del solsticio de Invierno, cuando el sol está en el Trópico de Capricornio (231/2  grado S) el 22 de Diciembre, sale y se pone en el extremo sur de los horizontes oriental y occidental respectivamente. Por ende, los dos solsticios definen las distancias angulares extremas para la salida y la puesta del sol en los horizontes oriental y occidental.

2. Entre estos dos extremos hay una serie de posiciones intermedias para la salida y puesta del sol por el aparente movimiento del sol entre el solsticio de invierno y el de verano, y viceversa.

Estas posiciones de puesta y salida del sol diferenciadas y determinadas científicamente, fueron claramente postuladas en el Corán, en el siglo VII Mientras el Corán se refiere al oriente y occidente en términos generales como es comúnmente entendido, también hace referencias muy precisas sobre las cambiantes posiciones de salida y puesta del sol. En el capítulo Ar-Rahman (LV:17), proclama la existencia de dos orientes y dos occidentes:

"Es el gobernador de los dos orientes y los dos occidentes".

Obviamente, esto se refiere a las posiciones de salida y puesta del sol en tiempo de los solsticios de verano e invierno, como se explica en el párrafo 1 anteriormente. (...) Las posiciones intermedias entre solsticio, para la salida y puesta del sol están expresadas en el Corán como "Señor de los orientes y los occidentes" (Al-Maarig, LXX:40). Esto sólo es posible si hay diferentes lugares para la salida y la puesta del sol.

El Corán no ha ofrecido ninguna explicación, pero se infiere claramente que los dos lugares extremos del este y el oeste o múltiplos del este y oeste no pueden ser conceptualizados sin la inclinación del eje terrestre en 231/2 , grados y el giro de la tierra en su movimiento orbital alrededor del sol. Estas verdades científicas del Corán no pudieron ser comprendidas propiamente sino hasta los siglos XIX y XX. Los descubrimientos científicos modernos atestiguan. Ineludiblemente, su veracidad.

A pesar del fenomenal progreso que el hombre ha logrado, su conocimiento sobre el origen del universo no se ha elevado del nivel de las conjeturas científicas. Por razones obvias, los científicos jamás podrán presentar sus formulaciones teóricas sobre el origen del universo como una realidad científica verificable.

Una de las sorprendentes realidades que ha surgido claramente de esta discusión es que los descubrimientos y teorías científicas modernas sobre el origen del universo y el movimiento de los cuerpos celestes, vuelven a los conceptos en el Corán hace mil cuatrocientos años. De hecho, la validez de estos conceptos coránicos están siendo crecientemente substanciada con el avance de la ciencia y la sofisticación de las técnicas y herramientas científicas. Esto está notablemente marcado en relación a los conceptos y teorías relativas al origen del universo y al movimiento de los cuerpos celestes.

Inequivocada y enfáticamente, el Corán se refiere a las leyes que armonizan el movimiento de los cuerpos celestes y que los mantienen juntos:

"Y elevó el firmamento, y estableció la balanza de la justicia, para que no defraudéis en el peso" (LV:7-8).

Estos versículos categóricamente se refieren a las fuerzas y leyes que mantienen el equilibrio cósmico. Estas no deben ser alternadas, o el sistema del universo se colapsaría. Los científicos están conscientes de estas leyes cósmicas y atestiguan que "a el nivel de expansión un segundo después de la Gran Explosión hubiese sido menor incluso en una parte en cien mil millones de millones, el universo se habría recolapsado antes de jamás haber alcanzado su actual tamaño" (Hawking, p.128). Más aún, las leyes de la ciencia nos dan los valores de ciertos números fundamentales "como el tamaño de la carga eléctrica del electrón y el radio de las masas del protón y el electrón" (Ibidem, p.132). Ahora, los científicos parecen apreciar la significancia de este milagro juego de números de Dios, y declaran en términos inequívocos que "estos números han sido muy precisamente ajustados para hacer posible el desarrollo de la vida.

Por ejemplo, si la carga eléctrica del electrón hubiese sido levemente diferente, las estrellas no habrían podido combustionar hidrógeno y helio, o no habrían explotado" (Ibidem).

La existencia de estas sutiles leyes cósmicas en la evolución del universo ha forzado a los científicos a percibir esto "ya sea como evidencia de propósito divino en la creación y en la elección de las leyes de la ciencia, o como apoyo del principio antrópico fuerte" (Ibídem). Incluso este fuerte "Principio Antrópico" es parte de la Voluntad Divina, pues si el universo "hubiese sido diferente, no estaríamos acá" (lb. p. 131). Por lo tanto, claro que no podemos visualizar la operación de estas leyes naturales sin la Voluntad Divina o un Creador Supremo, Dios.

La anteriormente mencionada discusión indica, en forma significativa, que los descubrimientos científicos desde las leyes del Movimiento de Newton hasta la separación del átomo por Rutherford y Sodd, la Teoría de la Relatividad de Einstein y la de Mecánica Cuántica, demuestran sin lugar a dudas que los objetos y actividades existentes en el universo están por leyes y principios definidos. Como por ejemplo, un átomo está formado por una combinación única de las partículas elementales (quarks) de electrón, protón y positrón (ante-electrón), y encierra enormes cantidades de energía, la que se libera cuando el átomo se rompe. Esto ha llevado, eventualmente, a la creación de una de las más destructivas armas para destruir a la humanidad -la bomba atómica.-

¿Podemos, acaso, visualizar este finamente ajustado sistema del cosmos a desarrollarse por mera casualidad o accidente, sin la intervención de una Suprema mano Controladora?. En el contexto de la sociedad humana, siempre hay una mano tras cada obra de arte, ya sea música, pintura, escultura, o arquitectura; siempre hay un hombre tras cada máquina no sólo en su diseño, fabricación y puesta en marcha, sino que también para monitorearla y controlarla. La mente humana trabaja tras invención y descubrimiento científico, grandes obras literarias, etc. En nuestro propio mundo, ¿Podemos esperar que ocurra algo sin qué alguien lo cause?. Lo que considerarnos válido y racional en el desarrollo de la sociedad humana, debería ser tratado igualmente válido y racional en el sistema natural incluyendo la creación del complejo sistema del universo.

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